ARISTÓTELES
Aristóteles, precursor de la teoría de la generación
espontánea, afirmaba que todos los individuos nacían de forma espontánea y sin explicación
alguna.
VAN HELMONT
Van Helmont consideraba al aire y al agua como
los elementos básicos del Universo, y a ésta última como el principal
constituyente de la materia. Creyó probada su hipótesis cuando al cultivar un
árbol con una cantidad medida de tierra (específicamente un Sauce llorón (los
miembros de esta familia tienen preferencia por los hábitats húmedos, las
llanuras inundadas y las riberas fluviales), siendo una especie de reconocido
rápido crecimiento), y adicionando únicamente agua durante un período de cinco
años, el árbol aumentó su masa en 75 kilogramos, mientras que la Tierra disminuyó la suya en tan sólo 500 gramos. Supuso,
erróneamente, que el árbol había ganado masa sólo por el agua que
había tomado, sobre todo de las lluvias.
Sostenía
también la teoría de la llamada Generación espontánea, y sobre esta postura es
muy conocida su receta para la creación de ratones: "Basta colocar ropa
sucia en un tonel, que contenga además unos pocos granos de trigo, y al cabo de
21 días aparecerán ratones". Por supuesto, los ratones
"resultantes" no se creaban, sino que simplemente, llegaban al tonel.
Aunque
con inclinaciones místicas y creyente en la piedra filosofal, fue un observador
cuidadoso y un experimentador exacto. Puede considerarse como un representante
sincrético de la alquimia y la química.
REDI
Redí
sostenía que los gusanos nacían de huevos despositados por moscas. Para
comprobar su idea colocó pedazos de carne en frascos de boca ancha y dejó unos
abiertos y otros herméticamente cerrados. A los pocos días encontró gusanos en
los frascos abiertos, pero no en los cerrados. ¿Probaba esto que la carne
por sí sola no generaba gusanos? Los que pensaban que podía generarlos de manera espontánea, (espontaneístas) arguyeron que la falta de aire en los frascos
cerrados impedía que los gusanos vivieran. Redí repitió los experimentos, pero
esta vez cerró unos frascos con gasa fina. Como en estos tampoco aparecieron
gusanos, concluyó que ello se debía a que las moscas no podían entrar y
depositar huevos.
SPALLANZANI
Uno
de los escépticos era Lazaro Spallanzani, un fisiólogo
italiano, quien no aceptó la explicación de Needham y propuso, en cambio, que los microorganismos se encontraban en el
caldo antes de que este fuera sellado. Para demostrar sus ideas, Spallanzani
repitió la experiencia con más rigor. Se aseguró de sacar el aire de los frascos creando un vacío parcial, y de que los frascos
estuviesen bien tapados, y calentó el caldo durante más tiempo. En esas condiciones no aparecieron animálculos.
Sin embargo, ello no convenció a Needham, quien argumentó que el calor había destruido la fuerza vital. Muchos espontaneístas creían que la
esterilización por calor paralizaba la generación espontánea y arguyeron que
los resultados de Spallanzani sólo probaban que ésta no podía ocurrir sin aire.
PASTEUR
Pasteur,
lo mismo que Spallanzani, no podía admitir que los microbios procediesen de la materia inerte de la leche, o de la manteca. ¡Era seguro que los microbios debían de tener progenitores! Pasteur era
un buen cristiano, y aunque es verdad que vivía entre los sabios escépticos de
la margen izquierda del Sena, no le afectaban en lo más mínimo las dudas de sus
colegas. Empezaba a estar de moda la Teoría
de la Evolución, ese mitológico poema que nos pinta a la vida así:
"como partiendo de una sustancia informe, un limo vaporoso en estado de agitación desde hace millones de años, que va
resolviéndose en una ordenada procesión ascendente de seres vivos hasta llegar
al mono y, por último, como si fuera el paso triunfal, al hombre". En la Teoría de la Evolución no es necesaria la existencia de un Dios para iniciar este
desfile ni para dirigirlo; las cosas simplemente sucedieron así: "así no
más por sí solas", decían con altivos aires de suficiencia los nuevos filósofos evolucionistas sin Dios.
MILLER
Miller
presentó los primeros resultados de su trabajo con Harold C. Urey sobre la simulación de los procesos químicos que pudieron tener lugar en la Tierra primitiva, antes de la existencia de la vida. La síntesis prebiótica de aminoácidos, y diversos compuestos orgánicos a
partir de los gases atmosféricos, se consideraba un paso previo para la
aparición de las primeras células. El experimento de Miller, ahora considerado un
clásico de la ciencia, contribuyó en forma decisiva a transformar el
estudio del origen de la vida en una disciplina científica.
OPARIN
Oparin se basa en el
origen de la Tierra: Se crea un atmósfera primitiva formada por metano,
hidrógeno, amoniaco
y vapor de agua, esta atmósfera estaba sometida a grandes temperaturas,
radiaciones UV y descargas eléctricas. Todos los componentes de aquella
atmósfera reaccionaron entre sí formando nubes, llovió y se formaron los mares
primitivos (caldo primitivo), en este caldo estaba formado por el agua de la
lluvia y moléculas orgánicas; estas moléculas se replicaron y aparecieron las
primeras células procariotas heterótrofas. Luego surgieron los organismos fotosintéticos
que produjeron oxígeno, lo que provocó la aparición de la capa de ozono y las
células eucariotas.
SCHLEIDEN y SCHWANN
Schleiden
llegó a la conclusión de que todos los vegetales poseían tejidos, misma conclusión
a la que llegó Schwann con los animales, por lo que se tomó la célula como
mínima unidad de vida.
Panspermia: es la hipótesis que propone que la vida puede tener su inicio en cualquier parte del universo y no proceder directa o exclusivamente de la Tierra sino que probablemente se habrían formado en la cabeza de los cometas, y estos al fragmentarse tarde o temprano, pudieron haber llegado a la Tierra incrustados en meteoros pétreos. Algo así como una especia de siembra cósmica o panspermia. Estas ideas tienen su origen en algunas de las consideraciones del filósofo griego Anaxágoras. El término fue defendido por el biólogo alemán Hermann Richter en 1865. Fue en 1908 cuando el químico sueco Svante August Arrhenius usó la palabra panspermia para explicar el comienzo de la vida en la Tierra. El astrónomo Fred Hoyle también apoyó dicha hipótesis. No fue sino hasta 1903 cuando el químico —y ganador del Premio Nobel— Svante Arrhenius popularizó el concepto de la vida originándose en el espacio exterior.