lunes, 19 de noviembre de 2012



Somos como los cerdos

La secuenciación del genoma de este mamífero permite descubrir que  comparten con los seres humanos más del 90% de similitud genética

La secuenciación del genoma de este mamífero permite descubrir que  comparten con los seres humanos más del 90%
MADRID-  Rob, el protagonista de «El Médico» de Noah Gordon, en su primera clase de anatomía utiliza un cerdo diseccionado para estudiar el funcionamiento del cuerpo humano. La historia transcurre en el siglo XI, cuando la Medicina aún se basaba en los remedios caseros y utilizar un cadáver en la investigación era impensable. El cuerpo humano era incorruptible, sólo quedaba la opción de los animales. Y, como se explica en la obra, el cerdo era la especie que consideraban más cercana a nosotros. Hoy, siglos más tarde, los estudios lo confirman.

Nuestro cuerpo es más próximo al de un cerdo de lo que nos imaginamos. Es más, «existen más similitudes entre los cerdos y los humanos que entre las ratas y los ratones», afirma Alan Archibald, genetista de la Universidad de Edimburgo (Escocia) y uno de los autores del estudio que publica la revista «Nature» en el que presentan la secuenciación del genoma del cerdo. Este informe se completa con un análisis paralelo que ha realizado un grupo de científicos chinos del centro de investigación GigaScience, en Shenzhen. Ellos han descubierto el  ADN del «mini cerdo», un puerco con algunas diferencias con las especies europeas. Como su nombre indica, su tamaño es menor. Sin embargo, el resultado al comparar su  mapa genético con el de un humano es idéntico: «Las similitudes fisiológicas con el hombre se mantienen en niveles genéticos superiores al 84 por ciento», afirman los investigadores que han desarrollado el estudio, Yutao Duy y Shutang Fengnote.

No sólo nos parecemos en el tamaño de los órganos, también compartimos similitudes genéticas que participan en el desarrollo de enfermedades coronarias, como apunta el estudio chino, e incluso con dolencias tan extendidas como la obesidad, la diabetes, la dislexia, el párkinson y el alzhéimer. Todas estas dolencias se localizan a través de la mutación de algunas de las proteínas que comparten humanos y cerdos, como resuelve el artículo de «Nature», en el que está implicado el Consorcio de Secuenciación Genética de Swine. «Este descubrimiento –insisten los autores del estudio– puede ayudar a mejorar el desarrollo de los tratamientos farmacológicos». Sólo ponen una pega: «Lamentablemente, los cerdos no viven tantos años como los humanos y muchas de las enfermedades aparecen en edades muy avanzadas».

Entre las diferencias más llamativas que ha descubierto el Consorcio destaca la gran capacidad olfativa que presentan los cerdos y de la que carecemos los humanos. De acuerdo con los datos, los puercos tienen el sentido del olfato incluso más desarrollado que los perros y los ratones. Y es que a la hora de secuenciar el genoma de los cerdos, los investigadores no sólo lo han comparado con los hombres, también han analizado las diferencias que existen con vacas, caballos, ratones y perros. En lo que se refiere al sentido del gusto, los humanos tenemos ventaja: «Comen alimentos que nosotros consideraríamos repulsivos. En especial, les gustan mucho las comidas muy saladas. Ellos se lo comen todo», asegura Lawrence Schook, otro de los autores.

El cerdo era la única de las grandes especies que faltaba por secuenciarse. Ya se había conseguido el mapa genético de la vaca y del pollo. Por eso, como indica Miguel Pérez Enciso, científico del Centro de Investigación de Agricultura Genómica (CRAG), «nos parecemos en más del 90 por ciento de los genes». «Así, en mi equipo hemos identificado varios genes que son particularmente distintos en el cerdo ibérico de otras razas», insiste Pérez, uno de los 150 científicos de 12 países que han colaborado en el estudio.

Otra de las utilidades que los investigadores subrayan es la posibilidad de mejorar la calidad de los productos porcinos. «Hemos desarrollado varias técnicas por las que podemos medir el crecimiento del animal, el número de crías que tendrá o su respuesta a posibles enfermedades. Si conjugamos estos datos con la mejora en la comida con la que se les alimenta, la carne de cerdo sería inmejorable», insiste Archibald.

 Al margen de productos alimentarios, «la secuenciación del genoma del cerdo también ayudar a comprender la evolución de esta especie y se puede dar con las claves para que los humanos consiguieran domesticarle. Una de las posibilidades que manejamos es que la capacidad de comer todo tipo de cosas pueda haber favorecido este proceso», afirma el investigador escocés.

Otra de las esperanzas de la identificación del mapa genético de los cerdos es la biomedicina y el desarrollo de fármacos como la heparina. Una de las cuestiones que pone en duda el estudio desarrollado por los investigadores chinos es el trasplante de las células vivas de los cerdos en los humanos. «Hemos descubierto  que en algunos de los genes analizados se cuelan virus. Por lo tanto, no sería viable usar estas células en trasplantes en humanos (xeno trasplantes), ya que podrían transferirse las partes malignas», cita el estudio. Un virus en particular, el retrovirus endógeno  porcino (PERV), se activa al ponerse en contacto con los humanos. Es un virus fantasma que puede estar años sin producir síntomas.
 
Un jamón serrano de más calidad
Identificar genes y cromosomas del cerdo permitirá no sólo conocer mejor las similitudes entre este ungulado y el ser humano, sino que tendrá también aplicaciones gastronómicas. Secuenciar el genoma del cerdo posibilitará programas de alimentación personalizada para estos animales, lo que derivará en una «mayor calidad de la carne de cerdo, incluido el jamón serrano», asegura el profesor Alan Archibald, genetista de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) y uno de los autores de la investigación. 
 

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